Texto: Pepe Monforte
El bacalao metio en tomate de la casa llega decorado con un huevo duro, partido por la mitad, boca abajo. Decora una pieza generosa de bacalao perfectamente desalado, frito y metio en una salsa de tomate de alto rebañamiento. Al mismisimo el minimalismo. En Casa Bernal no hay florecitas decorando los platos.
En la mesa hay puesto cuchillo, tenedor…y cuchara…toda una declaración de intenciones porque habrá que usar este último elemento durante el almuerzo. El establecimiento está en una casa de dos plantas construida en el siglo XVIII y situada al pie de la carretera que cruza la pedanía de Campamento, en San Roque, casi a la entrada ya de La Línea, otro de los paraisos del tapeo de la provincia.
El sitio es de esos de foto. Antonio Bernal, el padre de Kuki, el actual gerente del establecimiento, cuenta en una entrevista publicada en la página “Sanropolis” que las maderas con las que se hicieron la casa son de barcos que participaron en la batalla de Trafalgar. El local mantiene los cierros de madera pintados en un llamativo color verde. Un pequeño toldo, antiguo, cubre la entrada. Arriba dos letreros patrocinados por una marca de refrescos anuncia que estamos ante la más antigua casa de comidas del Campo de Gibraltar y, probablemente, de toda la provincia. Encima de una de las puertas está grabado el año de apertura de la casa de comidas, 1886.
Dentro barra y detrás una alacena de madera, pintada en color caoba. Todavía contiene botellas, está en uso. Kuki Bernal dice que puede tener 130 años. En la pared, otra reliquia, un cartel de toros de 1936, de una corrida que no llegó a celebrarse por aquello de la ocurrencia del General Franco de “levantarse” en armas.
A su lado un espejo que en inglés y en letras de esas cursivas anuncia “King George IV Liqueur Whisky”
Detrás dos pequeñas salones, el primero con chimenea, de las que funcionan, porque las maderas se acumulan a su lado. Se puede tomar algo en la barra pero lo suyo es sentarse a comer, porque Bernal es una casa de comidas, un título que ya conservan muy pocos establecimientos en la provincia, quizás uno de los únicos que sigue utilizando este nombre es El Naca en San Fernando.
Hay carta, de esas también con su punto. De hecho Kuki Bernal dice que “hace 7 años que no la cambiamos”. Pero lo mejor es escuchar a Antonio, el nombre oficial de Kuki, decir que han preparado las cocineras, comandadas por su hermana May, durante la jornada.
Kuki no pasa desapercibido, es como un tesoro más de Casa Bernal. Ha heredado de su padre, la simpatía y la habilidad para las relaciones públicas. Es alto. Dice que el Viernes Santo terminó la jornada comiéndose tres torrijas de las que hace su hermana. Se ve que le gusta lo que es comé y se nota en su anatomía que acaba de pasar el medio siglo. “Ten cuidao como escribes mi nombre, Kuki, con K, que si no la gente se va a creer que soy un caniche”.
Viste una camiseta negra y vaqueros también oscuros. Al cuello un collar de pequeñas bolitas de madera de colores, que se deja entrever en su cuello porque lo lleva debajo de la camiseta. Te cuenta con gracia lo que hay fuera de carta. Promete buenos momentos con una “fideuá”, unos garbanzos con bacalao reposaos, que se guisaron en día anterior o un bacalao en tomate. Por el lado vemos pasar unos “caracoles boyunos” en salsa de almendras que disfruta una pareja que está en otra mesa. Los caracoles “boyunos·”, más grandes que las cabrillas, son un plato típico de San Roque por la Semana Santa.
Nos inclinamos por un menú largo y nada estrecho. Fideuá, bacalao con tomate y San Jacobo. Kuki dice que la elección ha sido buena. A la mesa llega una especie de barra de pan partida en rebanás y unos paquetes de picos surtidos de Pan y Picos Sidonia de Medina.
Los Bernal tienen en su personal catálogo de reliquias gastronómicas unos 50 platos fruto de la suma de muchas culturas y del trabajo en estos años de tres cocineras. La primera fue Enriqueta Melgar, la esposa de Francisco Bernal, el fundador. Ella enseñó el oficio a Rosa Duque, su nuera, que se convirtió en toda una insignia de la historia del local. Ahora es su hija May Bernal la que se ocupa del guisoteo. Destaca que las fórmulas se han mantenido casi intactas, aunque todas han ido aportando su personalidad. May, por ejemplo, se ha traido algunos detalles de Santander, donde reside por temporadas, alternando su estancia en la casa de comidas de la familia.
La carta varía en función de lo que Kuki encuentra en la plaza de abastos de La Línea. Normalmente los platos de cuchara de la casa varían cada día. Los fines de semana se suele hacer el “rosto”, un plato que se encuentra todavía en el Campo de Gibraltar y que se hacía en Gibraltar adonde llegó traido por habitantes genoveses…todo un liazo de culturas. El plato es una especie de pasta a la boloñesa, mezclado con un guiso andaluz de carne en tomate. También tienen la “Minestra”. una especie de sopa de verduras que, como ingrediente más singular lleva colinabo.
De todos modos los platos de más éxito entre el público de Casa Bernal son grandes clásicos de la cocina española como los riñones al Jerez, los higaditos de pollo encebollaos, el rabo de toro o un guiso de cordero. “Tratamos de hacer poco porque es fundamental que todo esté fresco” destaca Antonio Bernal.
Lo que es el almuerzo en Casa Bernal comenzó con unos fideos gordos guisados con almejas, chocos, calamares y unos pedacitos de gallo. No es muy caldoso, pero es de esos guisos que se comen sin pararte porque suenan a los platos de tu madre cuando volvías del colegio hasta los mismos huechinlu de las raices cuadradas. El segundo en llegar fue el bacalao, de esos que las lascas se van separando como de forma natural, casi sin que intervenga el cuchillo. El tomate está aliñado con un poquito de pimentón y el toque del huevo duro ya resulta enternecedor.
Terminamos con un San Jacobo digno de estar en la lista de los mejores de la provincia. Venía camuflado debajo de una fritá de papas que ya Kuki elogia cuando lo trae para la mesa. Viene ya cortado para que se pueda compartir facilmente. Filetitos de cerdo tiernos, su jamón y queso en estado fundente. Por fuera crujientito y sin una gota de aceite. Kuki sugiere las torrijas. Pregunta en cocina si queda alguna y nos toca la última. Viene con un pegotón de nata al lado, pero la pieza tiene un toque de vino de esos elegantes, de punto justo.
El gran casero de la casa de comidas llega con la cuenta. Son 40 euros: (una de fideos, una de bacalao en tomate, una de San Jacobo, la torrija, un refresco, una cerveza y una botella de agua). La acompaña con unos licores que deja en la mesa para que los comensales se sirvan a discreción…somos discretos y sólo nos tomamos uno sin alcohol en atención a la DGT.
Horarios, localización, teléfono y más datos de Casa Bernal, aquí.
Más datos de comé de San Roque, aquí.
La May es la mejor
Gracias Luis. El dato ya está cambiado. Un saludo.
El día que cierra es el miércoles no el
Martes.
Alabado sea el santo. Yo me hecho devoto de San Jacobo desde que probé la versión de Casa Bernal.
Los miercoles es San Kuki…
Gracias Sofia. Corregimos el dato. Muchas gracias.
Los martes abre…el día que cierra es el miercoles
Comida casera de 5 estrellas