Dirección: Carretera El Puerto – Cádiz, tras el puente que hay a la entrada de la ciudad y junto a la rotonda que da entrada al parque de Los Toruños. (ver en el mapa)
Población: El Puerto de Santa María
Teléfono: 617115102
Horario: Abren todos los días en horario de almuerzos. En verano (julio, agosto y septiembre) también abren para cenas.
Fecha de apertura: La historia de esta venta comienza en la década de los 50, con las obras del ferrocarril. Ramón Bohórquez Sánchez y Carmen Gómez García vivían junto a la carretera que unía El Puerto con Puerto Real en una antigua caseta de peones junto a la que tenían una pequeña huerta. Rafael Ojeda, que llegó a ser alcalde de El Puerto y que era el capataz de la obra se acercó a los propietarios para pedirles que se ocuparan de atender a la cuadrilla de obreros que realizaba las obras. Así que acordaron servirle la comida. Ahí está el origen de la venta. Sería una hija de ambos, Ramona Bohórquez Goméz la que pone el negocio en marcha en 1957. Ahora es su hijo Ramón Gutierrez Bohorquez el que regenta el negocio. El nombre de El Macka se debe a que cuando se abrió el establecimiento un camión de la base de Rota, de la marca “Mack” se estrelló contra el local y la gente bautizó la venta de esta manera. De todos modos también se le conoce con el nombre de Casa Ramona en honor a su fundadora.
Descripción: Sitio con encanto situado a la entrada del parque natural de Los Toruños, por lo que el programa puede incluir un paseo previo por el parque natural y luego comida en la venta. Este programa lo practican muchas personas y la venta suele tener bastante público los fines de semana si el tiempo acompaña. Además las ventajas son varias. Primero, la terraza, muy agradable y luego porque a ella se puede acudir con las mascotas, con las que también está permitido pasear por el parque. Además los niños pueden jugar en torno a las mesas situadas en pleno campo bajo un sombrajo. Incluso hay algún pequeño carrusel con caballitos para que se diviertan. La venta se divide en dos partes, ambas con mucho encanto. Por un lado, el interior, una casa, que recuerda a las casas salineras, encalada de blanco. Hay una barra y luego dos salones con mesas vestidas de hule de los de acuadritos y su mantel de papel encima, al más puro estilo ventero. El mobiliario con muchos años de servicio, también tiene su encanto, especialmente unas sillas de color naranja que recuerdan a las que tenían las cocinas del último cuarto del siglo XX. Luego una amplia terraza rodeada de algunas casas que hay en la zona. En lo gastronómico la oferta gira en torno al pescado frito, las almejas a la marinera, que tuvieron muchísima fama en el local y luego dos platos que se encuentran practicamente en todas las mesas: la tortilla de patatas, muy jugosa y hecha al momento, y el pollo, frito al ajillo o en salsa, ambos acompañados de patatas. El pollo al ajillo, muy bien frito se hace con su piel y en trozos de tamaño generoso. También tienen ensalada mixta para empezar la comida. No hay carta y Ramón Bohórquez, que suele atender personalmente las mesas, te cuenta de viva voz lo que hay. La oferta de pescado depende de lo que haya en el mercado. Los precios son moderados y las raciones generosas de tamaño. La tortilla también la preparan mixta y se puede pedir para llevar.
Recomendamos: la tortilla de patatas, el pollo al ajillo
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Más información sobre este establecimiento, aquí
Este establecimiento aparece en la guía gastronómica de El Puerto de Santa María (verla aquí)
Ficha actualizada a 22 de enero de 2015
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Hola, para la imformación del publico. la venta de el maka,es una institución, y todo lo que te ponen es bueno, yo estoy muy contento,y desde el año 1971,la piso soy Vasco , y para mi y mi familia,encantados,y que yo sigo viajando por todo europa, viva la familia del MAKA EN ESPECIAL LA SRA, RAMONA.
Lo peor de la hostelería gaditana. Por llamarlo de alguna forma. No saben ni qué es un estractor de humos. Para aliñar ensalada… Se les ha acabado el aceite de oliva… Un asco. Servicio pésimo. Un local a para que precinten…
No vuelvas
Un sitio antiguo, que se ha mantenido desde los 60 pero sin reformar, pero para olvidar y no ir más. Solo tiene 4-5 cosas para comer: pollo frito difícil de tragar y reseco, tortilla de patatas sin hacer, pescado en fritura con aceite refrito varias veces(notar el olor a fritanga solo entrando en el sitio)y pimientos fritos q no pedimos. Eso si, las ensaladas se salvan. Y el remate: no ponen cuenta aunque se la exigimos, hacen un cálculo a mocho y redondean al alza. Nos salió carisimo. Y por último el jardín: es un completo arenal, hay 4 caballitos de hierro medio oxidados para los niños que se pusieron perdidos de arena y polvo, y las mesas y sillas del año 80. Los Wc inundados, no había papel, y las cisternas rotas. La dueña rs muy amable, eso si, aunque no nos dio la cuenta. No entendemos q sea un sitio famoso en el Puerto. Para nada recomendable.