Son tiernas, de tamaño pequeño, como lo que se conoce en Conil como frijones. Una de sus características más llamativa es que son de color verde, de ahí lo de verdinas. Tan sólo se cultivan en Asturias y aquí en la provincia es muy estraño verlas.
Pepe Ferradans, que regenta la taberna del Anteojo junto a su hijo Miguel, señala “que nos las traen directamente desde Asturias, envasadas al vacío y así se conservan bien”. El proceso para guisarlas es igual que el de las habichuelas y se tienen una noche en remojo “con agua mineral porque de lo contrario no quedan bien”.
Luego ya las guisan. “Preferimos hacerlo con un guiso marinero, con almejas y gambas, nada de grasa, porque así se pueden comer todo el año y el plato resulta mucho más ligero. De todos modos en Asturias también es habitual usarlas en guisos marineros, porque van muy bien”.
Luis Ripolls, el cocinero de la taberna del Anteojo señala que tan sólo le ponemos un poco de cebolla, el marisco, y un poco de salsa verde. “A estas materias primas tan cuidadas lo mejor es ponerle cuanto menos mejor. Eso si, las almejas que le ponemos nos las traemos también de Galicia”.
La taberna se está especializando en guisos. Algunos los han traido del recetario del Anteojo, el restaurante que tuvo la familia Ferradans muy cerca de la taberna, como el ragú de ternera o los morros, pero también han incorporado algunas nuevas especialidades como este potaje marinero o el lacón con grelos, cuando es temporada. En la carta hacen también otro guiño a la cocina asturiana con unas croquetas de queso de Cabrales.
Horarios, localización, teléfono y más datos de la taberna del Anteojo, aquí.