Texto: Angeles Peiteado
El Lucero del Muelle renueva equipo de cocina y, con él, su menú. Se trata de un “cambio radical”, según explica el gerente, Álvaro Fernández. De la antigua carta sólo han quedado los platos ya consolidados como la Black pizza, y el resto ha variado para conseguir un oferta variada que permita comer ‘de tapas’ desde 9 ó 10 euros. Algo más si se opta por la carne, por la carrillada ibérica a la naranja, el taco de presa ibérica o las costillas BBQ. Unos platos que según indica, están “mejor imposible” de calidad y elaboración.
El jefe de cocina, Miguel Muñoz, explica que la oferta gastronómica de este local está en permanente evolución. Atención porque pronto habrá novedades en el apartado de carnes: el jarrete, que actualmente se sirve confitado al horno y fuera de carta, se integrará desmigado en el corazón del suave pan bao (una especie de molletito chino hecho al vapor).
El repertorio gastronómico del establecimiento situado frente al puerto de Cádiz trata de aunar cocina tradicional con diversión. Se intenta sorprender, por ejemplo, mediante el rebozado de patata para el cazón en adobo, o sustituyendo harina por crujiente de corteza de cerdo para ‘vestir’ al pescado del plato Fish and chips (la versión inglesa de la fritura que conjuga pescado rebozado con patatas fritas). El Lucero se ha sumado a la fiebre croquetera ampliando su oferta: ahora los ovoides de la casa pueden ser de pringá, de rabo de toro y de chipirones. Esta última es, además, todo un ejemplo de croquet-art, porque el bocado pierde su tradicional forma para convertirse en un aro, una especie de rosquilla, que homenajea a los chipirones fritos en rodajas (pinchar aquí para ver la rosquilla).
De la nueva carta, están consiguiendo muy buena aceptación, explica Álvaro, el Ox Tail Crispy Burguer, una hamburguesa de rabo de toro con queso Cheddar, cebolla caramelizada y salsa especial, o los Churros de gallo, de gallo de San Pedro que envuelven con pasta brick.