Miguel García recibe un catavino como reconocimiento a su labor en defensa de los jereces en su taberna La Manzanilla. A su lado, le aplauden, Cesar Saldaña, director general del Consejo Regulador del Jerez, su hijo Pepe García, que le ha sustituido en la gestión de la taberna y Jorge Pascual, director de las bodegas Delgado Zuleta de Sanlúcar, que ha promovido también el reconocimiento. Foto: Cosasdecome
Texto: Pepe Monforte
A sus 89 años Don Miguel merecía que se le diera ya una copa. Toda su vida sirviéndoselas a los demás y ahora, por fin, se la han servido a él, de plata, porque la ocasión lo merecía. El pasado lunes el Consejo Regulador del Jerez reconocía en un acto celebrado en su sede los méritos de uno de los taberneros más conocidos de la provincia de Cádiz y que más ha hecho por la difusión de los vinos del marco, en especial de la manzanilla, el estandarte de su establecimiento, La Manzanilla, situado en la calle Feduchy.
Don Miguel se ha ganado el don no por cuna, ni por fortuna, sino por elegancia y por su saber estar, porque ha logrado el respeto de los demás, que es una de las mayores fortunas que se pueden hacer en la vida. Sigue acudiendo a diario a la taberna que ahora regenta su hijo Pepe. Acude a mediodía, a la hora del aperitivo, que hasta para eso don Miguel es educado. Se sienta en una mesa, comenta las novedades, se lee el Diario y a la hora de comer se va para casa que algo le tendrá preparado Elvira Romero, su mujer, que también acudía el lunes al homenaje que congregó en el salón principal del Consejo a muchos de sus clientes de toda la vida y a su familia que querían rendirle homenaje.
El tributo a Don Miguel fue organizado, además de por el propio consejo, por las bodegas Delgado Zuleta, la proveedora principal de vinos de la taberna. La firma estuvo representada por su director general, Jorge Pascual. Además también ha colaborado actividamente el hijo de don Miguel, Pepe, que regenta el establecimiento desde que se jubilara su padre.
La taberna La Manzanilla se fundó en 1932, y pertenece a la familia García desde 1942. Fue el padre de Don Miguel el que se hizo con el local, que después pasaría a su hijo y ahora regenta su nieto. Siempre se ha mantenido de servir unicamente vino, especialmente en rama y sacado directamente de sus botas. El toque personal del establecimiento está en que junto a la copa se sirven siempre dos aceitunas. El local tiene además a la vista del público una curiosa colección de botellas antiguas.
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Un ventilador, tiza y dos aceitunas (aquí un artículo sobre La Manzanilla)