Texto: Pepe Monforte
Si pides un plato de puchero, que es plato fijo de la carta de invierno de la casa, este te llega en un plato de loza decorado, con sus garbanzos y su pringá, con tos sus avios, como reza la hoja a 4 euros el plato. El detalle está, además de la singular tapa, en que al lado se sirve un chupito de oloroso seco del Real Tesoro de Jerez, para que, el que quiera, lo agrege al caldo, una costumbre de sibaritas muy arraigada en la provincia.
Carlos Pérez-Figuier, 45 años, de Cádiz, y Blanca Santana, 36 y natural de Lérida, decidieron hace unos meses dejar el mundo de las inmobiliarias al que se dedicaban para poner en marcha un proyecto con el que soñaban, una pequeña taberna en la que desarrollar su afición por los vinos y la cocina. El sitio lo encontraron en la calle San Dimás de San Fernando, en la esquina con la calle Santa Cruz, muy cerca de la plaza de las Vacas, un templo del tapeo de San Fernando.
Allí abrieron el pasado 25 de noviembre la Taberna El Embrujo (Calle San Dimas n. 9. Teléfono: 646228242) y desde entonces el boca a boca a funcionado atrayendo a nuevos clientes que quieren probar su original carta que apuesta claramente por la cocina y los vinos de la provincia, hasta el punto de que todas las marcas vinateras que se ofrecen en el local son de la zona, toda una apuesta. Todo está cuidado al detalle. La decoración, de taberna de toda la vida, con cuadros taurinos y de etiquetas de vinos por las paredes que presiden dos grandes armarios, uno de ellos realizado con un cierro de balcón restaurado y reciclado para ser convertido en una llamativo expositor de vinos. En la calle, por las noches, faroles iluminados con velas y los platos, todos de loza pintada para dar un aire más calido a lo que sale de la cocina. Allí, tras la puerta ofician dos jóvenes chiclaneras, Carmen y Gema Alba, de 39 y 30 años, y primas hermanas. Su mano se deja ver en platos clásicos como el puchero o en una berza gitana muy del estilo de la localidad con habas, garbanzos y chicharitos, muy colorista, como dice el propio Carlos, y realizada con tagarninas que están ahora en temporada.
La berza no es el único plato de cuchara de la carta. Hay también todos los días menudo y los fines de semana también están sirviendo sopa tomate, además de guisos de venado, carrillada y estofado de novillo. Carlos señala que la idea es potenciar la cocina y los productos gaditanos. Por eso también han colocado en la carta un surtido de 4 quesos de la Sierra y otro de chacinas de la provincia con butifarra, chicharrones especiales, morcilla de hígado, morcilla choricera y papada ibérica.
Pero la apuesta por lo gaditano no está solo en los platos sino también en los vinos. Se han traido vinos de Jerez y de Sanlúcar, pero también un amplio surtido de vinos tintos y blancos de la Sierra de Cádiz y de Jerez. Así se pueden encontrar Entrechuelos, Fabio Montano, Ibargüen o Rey Habis de Jerez, además del tinto ecológico de las bodegas Manuel Baizán de Chiclana. Pérez-Figuier señala que su idea es seguir ampliando la carta donde también están el moscatel Gloria de Chiclana o el blanco semidulce Tierra Blanca de las bodegas Páez Morilla.
Por el momento los platos más vendidos de la casas son los huevos rotos. Estos se preparan sobre una cama de patatas panadera guisadas con cebolla. Encima se colocan los huevos fritos y unas rodajas de morcilla y chorizo de la provincia o también un pisto con jamón. Los postres también son caseros como el puding o la crema al caramelo.
La Taberna abre todos los días excepto los domingos por la noche y los lunes.