Una bodega acristalada, con un incontable número de botellas separa la zona de tapas y barra, con mesas altas y contrabarra, del comedor, una amplia estancia con mantelería en marrón y beige. Todo está lleno de detalles. En cada mesa hay un bonsai en el centro como decoración y las paredes del comedor tienen grandes maceteros con plantas, grandes ventanales y un artístico mueble con los cubiertos en el centro de todas las miradas. El local tiene toques rústicos, como la piedra vista de la entrada, recordando el caracter de mesón del establecimiento pero, por dentro, el aire es de restaurante. Los hermanos Carrasco han escogido para diseñarlo a Francisco Gómez Carrasco que ha vuelto a lucirse en la construcción, al igual que lo hizo ya en otros trabajos recientes en Jerez como El Gallinero o el restaurante Juan Carlos.
El local es amplio, 350 metros cuadrados, practicamente triplica el mesón de la calle Pajares donde los hermanos Pepe y Juan Manuel Carrasco comenzaron en 2009, tras años de forjarse en la profesión junto a su tío Salvador en la Venta La Carreta. La evolución ha sido espectacular y el éxito logrado les ha llevado a poner en marcha este nuevo local ya que en el otro no podían atender la demanda que les llevaba a colgar, sobre todo los fines de semana, el cartel de “todo reservado”.
El nuevo establecimiento fortalece la zona de tapas, que en el local de Pajares se ceñía a una pequeña barra y algún barril de apoyo. Ahora hay una barra amplia, presidida por una ristra de jamones colgados de la pared y una zona de contrabarra y mesas altas. En la pared algunas fotos con los recuerdos de los hermanos, fotografiados junto a clientes famosos. Al fondo el espacio de restaurante.
El nuevo local tiene dos cartas, una dedicada a las tapas, para la zona de barra y otra de comedor. Pepe y Juan Manuel señalan que la “oferta la mantenemos completamente igual, tan sólo hemos ampliado un poco la oferta de tapas”. De hecho la famosa vitrina del establecimiento, donde se exponen carnes, pescados y mariscos sigue intacta y bien a la vista del público.
Así la oferta de tapas insiste en los famosos patés de la casa, como el de faisán y en el surtido de croquetas (setas, caña de lomo o jamón) pero también cuenta con propuestas como unas mini tortillas de patatas hechas al momento y adornadas con una mayonesa de chistorras o unas mini hamburguesas de buey elaboradas en el restaurante.
La carta de restaurante sigue con su potente oferta de carnes con el buey castrado de larga maduración, el retinto que traen desde Zahara de los Atunes, la vaca vieja del País Vasco, el cordero o el cerdo ibérico a lo que unen el pescado de mercado que, al gusto de Juan Manuel, siempre se sirve desespinado y en lomos limpios, para que sea cómodo de comer.
Se mantiene también la carta de postres con vinos especiales para ellos.
El local se inauguró el pasado miércoles día 22 de enero.
La historia y la cocina de los Hermanos Carrasco, aquí.
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