Los grandes ventiladores que cuelgan del techo de La Carbonera, y que eran uno de los elementos característicos de este “bache” de Cádiz fundado en 1910, están desde abril de 2016 a pleno funcionamiento. Ahora son uno de los elementos decorativos de este local que volvió a abrir sus puertas transformado en taberna, con un aire más sibarita, adaptándose a las nuevas tendencias y abandonando su carácter de “bache”, los sitios donde la gente iba a tomarse un copazo y que se hicieron muy populares en Cádiz en el siglo pasado, cuando estos sitios también fueron conocidos como “Valdepeñeras” ya que se iba a ello a tomarse vino de esta zona.

Tras la reapertura de 2016, La Carbonera ha seguido conservando varios de sus elementos característicos. Así se ha conservado el antiguo mostrador y también se mantienen los vinos de Chiclana, los de la bodega Collantes, que eran característicos del local. En la barra hay puestos tres pequeños barriles que contienen fino Arroyuelo de Chiclana y manzanilla de Argüeso de Sanlúcar.

En lo gastronómico el local también ha querido dar protagonismo a un elemento característico de las tabernas de la ciudad de Cádiz y de otros puntos de la provincia como son los pequeños cartuchitos de papel de estraza con “mariscos de segunda» como los camarones cocidos, los papelones de embutidos y montaditos.

Para tomar todo esto se puede optar por la amplia barra, algunas mesas bajas situadas en un pequeño salón u otras altas situadas en la calle. Desde 2020, el establecimiento pertenece al grupo Sapo liderado por el hostelero Antonio Márquez.

Informaciones sobre este establecimiento anteriores a 2017, aquí.

La terraza, junto a la plaza de San Juan de Dios

Detalle de la decoración.