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Vinos con alma

Publicado el Viernes, Abril 4, 2008 por Cosas de Comé

Las altas puntuaciones otorgadas por el gurú mundial de los vinos, el estadounidense Robert Parker, y la consolidación de Vinoble confirman la pujanza de los jereces de larga crianza

Juan Manuel Martín Hidalgo con una botella de La Panesa, uno de los vinos mejor valorados por Parker. Foto: Juan Carlos Corchado

Juan Manuel Martín Hidalgo con una botella de La Panesa, uno de los vinos mejor valorados por Parker. Foto: Juan Carlos Corchado

Texto: Pepe Monforte

Hace unos días Robert Parker, un crítico de vinos estadounidense, ha hecho públicas sus puntuaciones del año con respecto a los vinos españoles. Estar en lo más alto de las valoraciones de este experto en vinos es, para un bodeguero, como acceder a la Liga de Campeones del fútbol, situarse entre la élite.

Parker, de 60 años y nacido en Baltimore, edita en Estados Unidos una revista llamada The Wine Advocate y en ella da su opinión sobre los vinos que cata él y su equipo. A los pocos días la lista de los mejores vinos españoles, según Parker, ya está en las principales revistas del sector y en los blogs y páginas web de internet especializadas en vinos. Para un vino, situarse por encima de los 90 puntos sobre 100 posibles en las listas de Parker, significa situarse en una élite, significa el pase con garantías al mercado internacional, especialmente el norteamericano, significa que se elevará su cotización y significa, también, una importante difusión, una herramienta de ventas y reconocimiento de calidad, de ahí la importancia.

Este año la lista Parker ha sido especialmente importante para unos vinos aún desconocidos para el gran público pero que se están consolidando en Jerez como un importante escaparate para demostrar la calidad de los productos que se hacen en el marco y también como la apertura de un nuevo mercado, el de los vinos selectos y de coleccionistas. Son los vinos de larga crianza, olorosos, palos cortados, amontillados, Pedro Ximenez y cream de larga crianza, algunos, incluso, con vejez superior a cien años y que están suponiendo ya alegrías para las bodegas jerezanas y sanluqueñas.

Cinco bodegas premiadas

La lista de Parker sitúa por encima de los 93 puntos sobre 100 a un total de once jereces de larga crianza. Todos los vinos de la provincia de Cádiz a los que Parker da un “sobresaliente” son de este tipo y las bodegas “premiadas” son muy pocas: Emilio Hidalgo, Lustau, Tradición y Fernando de Castilla de Jerez y Barbadillo y Pedro Romero de Sanlúcar.

La lista de Parker, además, se publica en unas fechas muy oportunas ya que en el próximo mes de mayo, del 25 al 28, tendrá lugar en Jerez, en el Alcazar, la sexta edición de Vinoble, una feria dedicada a los vinos “más nobles” del mundo y donde habrá bodegas de 23 países del mundo que mostrarán sus vinos más trabajados, de largas y originales crianzas. La feria, que se celebra cada dos años, ha logrado consolidarse como un evento reconocido dedicado a este tipo de vinos y contará con catas para especialistas de productos muy dificiles de probar, debido a su excepcionalidad.

Pero si hay una bodega que está especialmente contenta estos días con la lista de Parker es la de Emilio Hidalgo. Situada en pleno casco antiguo de Jerez, en la calle Clavel, es una de las pocas bodegas eminenmente familiares que quedan en la ciudad. Entrar en sus instalaciones es como entrar en otro mundo. Es como estar “en reposo”. Puertas de madera, oficinas de película en la que se conservan mesas con largas biografías, fotografías centenarias en las paredes, patios llenos de plantas de verdes llamativos. Todo parece estar hecho para “no molestar” a los vinos que descansan en las botas de roble americano que llevan también más de un siglo conteniendo los productos que comercializa la bodega.

Negocio en quinta generación

Juan Manuel Martín Hidalgo tiene 35 años. Es el responsable de ventas del Mercado Nacional de la bodega. Con modales exquisitos habla con verdadera pasión de los productos de la bodega. Se ve que para el esto no es sólo un trabajo. Forma parte de la quinta generación de los Hidalgo al frente del negocio familiar. Fue Emilio Hidalgo Hidalgo el que fundó la firma allá por 1870. Llegaron a tener, a comienzos del siglo XX, “casa en Londres” como se le denominaba entonces a contar con una representación en el Reino Unido, donde se cotizaban por entonces los jereces como símbolo de buen gusto. Hoy en día, la bodega, sigue teniendo una importante actividad internacional.

Fue precisamente el importador de los vinos de Hidalgo en Estados Unidos el que le habló a la bodega de la posibilidad de llevar los productos a las catas de Parker. Martín Hidalgo destaca que la firma lo vio con buenos ojos y ahora se sienten especialmente satisfechos con los resultados. Juan Manuel Martín destaca que “para nosotros son especialmente importantes las palabras de Parker con respecto a nuestra gama de vinos ya que los considera de primera clase y con una relación calidad precio muy buena”. El crítico estadounidense afirma que los vinos de Hidalgo deberían captar la atención del consumidor por su calidad.

Pero Parker se ha fijado especialmente e uno de los “vinos con alma” de la bodega. Juan Manuel Martín habla de esta manera de sus productos ya que en ellos va la personalidad de la familia que trata de dar a sus jereces un toque especial. El Pedro Ximénez Santa Ana ha logrado de Parker 98 puntos sobre 100, una calificación a la que sólo han accedido una veintena de vinos españoles este año, la mayoría de ellos tintos de precios estratosféricos.

Tan sólo otro Pedro Ximénez, el Pérez Barquero PX 1905, de Montilla Moriles, ha conseguido superarle por un punto al lograr 99 sobre 100.

Santa Ana, una de las joyas de Hidalgo

Santa Ana es un vino “con alma” centenaria. Tan sólo 9 barricas de roble americano con capacidad de 600 litros contienen este vino. Cada año tan sólo se sacan a la venta entre 300 y 350 botellas. Criado por el sistema tradicional de Jerez de soleras y criaderas, por el que cada año se sustituye el vino que se saca de los toneles para la venta por vino nuevo, garantizando así una calidad constante, en estas barricas descansa todavía vino del año 1860, cuando se calcula que se llenaron por primera vez estos toneles con vino del tipo Pedro Ximénez, un vino dulce realizado con uvas pasificadas de esta variedad.

El vino, cuyas botellas se cotizan por encima de los 200 euros, se vende en algunas tiendas especializadas e incluso en subastas donde los coleccionistas tratan de hacerse con alguna de estas cotizadas singularidades. La bodega señala que la producción no se puede incrementar “porque es la única manera de garantizar la calidad del vino”, por lo que la puntuación de Parker significa un reconocimiento para el trabajo de la firma pero no se traducirá en mayores ventas de este producto, aunque si permitirá dar un empuje a otros vinos con personalidad como el fino La Panesa, un fino muy personal de la firma, con algunas características de amontillado, y que tiene una crianza de 15 años, cuando lo habitual es que estos vinos cuenten con 6 o 7.

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