Texto: Pepe Monforte
Uno de los principales atractivos del nuevo restaurante La Catedral no se ve desde la calle. Está en el cuarto y el quinto piso del inmueble donde se alojan dos terrazas con estupendas vistas de La Catedral. Eran las azoteas de la antigua finca que ahora va a alojar el hotel que está acabando de construir el empresario Javier Bote.
El nuevo bar restaurante La Catedrala abrió el pasado domingo de Ramos. Es la primera fase de un proyecto que contempla, además del establecimiento, un pequeño hotel de tres estrellas con 14 habitaciones. Uno de los grandes atractivos de ambos está en las magníficas vistas sobre el principal monumento de la ciudad y el nuevo establecimiento las aprovecha a tope situando dos terrazas, una de ellas incluso con piscina, donde se podrá comer o tomar una copa con unas vistas inéditas de la plaza.
El hotel abrirá en las próximas semanas tras varios años de obras en los que se ha recuperado la finca y se ha habilitado para convertirla en un hotel con habitaciones en las que la luminosidad y una elegante sencillez llama la atención. La decoración ha corrido a cargo del diseñador afincado en El Puerto de Santa María Christian Harhoff. Hay detalles por todos lados. En el antiguo aljibe se ha instalado una bodega de vinos. El suelo del bar y del restaurante de la planta baja es igual que el que hay de adoquines en la calle, en la plaza de la Catedral. Sobre las paredes sólo algunos cuadros que reproducen imágenes de la plaza y de la iglesia. Hay un comedor, que prestará servicio conjunto como restaurante y también para los clientes alojados en el hotel, y a la entrada una zona de bar que se complementa con una amplia terraza en la plaza. En total un centenar de plazas.
Javier Bote señala que los clientes podrán optar por comer o tomar una copa en la terraza de la calle o en salón interior o subir a alguna de las dos terrazas situadas en la azotea. De hecho “aunque aún no las tenemos habilitadas porque no nos ha llegado el mobiliario, hemos puesto unas mesas porque ya varios clientes nos han pedido tomar algo en ellas”.
El empresario, 39 años y forjado en el negocio que fundó su padre José Bote en 1989, ha invertido en el nuevo establecimiento (el hotel y el restaurante) 1,5 millones de euros. En toda la estancia se podrá tanto tapear como comer “porque queremos atender toda la demanda”. Además ofrecerán desayunos por las mañanas y luego copas a media tarde y por la noche. Se podrá comer también en las dos terrazas de la azotea y Javier Bote señala “que si algún cliente del restaurante se quiere bañar en la piscina de la última planta, desde la que se ve la Catedral, pues lo podrá hacer. No será necesario estar alojado en el hotel”.
La idea es aprovechar al máximo estas terrazas y se organizarán allí jornadas gastronómicas con cocina en directo o eventos con música en directo.
Para atender gastronomicamente el proyecto Bote ha confiado en el cocinero gaditano José Antonio Holguin Páez, de 39 años. Estuvo en Marbella trabajando 10 años y los últimos 6 ha estado oficiando en uno de los estandartes de la cocina clásica de Cádiz, el restaurante La Bodega. En la Catedral la cocina que se ofrece es también de estilo clásico. La carta se basa primero en una lista de una veintena de tapas, todas a un precio único de 2,5 euros, más unas tostas. Aquí están el pescado frito, la ensaladilla de gambas, al albóndigas en tomate, la carrillada, un atún a la roteña, los chipirones en su tinta o unos daditos de corvina a la marinera. Javier Bote señala que “queremos ofrecer cosas de Cádiz, porque es lo que la gente viene buscando aquí. No nos podemos olvidar de que además de los clientes de la ciudad vamos a tener muchos turistas y ellos lo que buscan es la cocina de aquí, pero esto no está reñido con la calidad y ofreceremos pescado de Conil y buenos productos cocinados con gusto”.
En la carta de restaurante no faltan robalos, urta, lenguado o pargo que se ofrecen a la sal o a la plancha. Además hay varios tipos de arroces, ensaladas como la de pulpo a la mostaza con aguacates o una de queso fresco y endivias junto a platos de toda la vida como las gambas al ajillo, el cóctel de gambas o un surtido de pescado frito, aunque se evita el término socorrido del “frito gaditano”. Los postres son también de la casa.
Junto a esto por las mañanas ofrecerán desayunos con pan bollería y zumos.
Bote está esperanzando en que el proyecto tenga éxito. “Sabemos que estamos en un momento difícil -señala- pero por eso hemos intentado adaptarlo a todos los públicos. Se puede tomar una copa o un café, tapear o comer, lo que cada uno quiera, pero en todos dos casos podrán disfrutar de estas magníficas vistas”.
Javier Bote comenzó muy pequeño en la hostelería ayudando a su padre José Bote. En 1989 este decidió dejar una tienda de ropa que tenía y atreverse a poner en marcha una cervecería y marisquería en la plaza de la Catedral. Comenzó solo. Ahora, su hijo, ha sido capaz de transformar el pequeño negocio familiar en una empresa que da trabajo ya a 25 empleados y que se convertirán en 30 cuando abra el hotel. Al restaurante y hotel que abre ahora se une Catedral Vinos y Tapas, situado también en la plaza y la cafetería Campus, que linda con el nuevo establecimiento.
Horarios, localización y más datos del restaurante La Catedral, aquí
Me encantaría poder almorzar con mi familiar y poder disfrutar d la piscina es posible?
Inma gracias por tu comentario. Viene bien que los lectores ratifiquen o desmientan las declaraciones que nos hacen. Un saludo.
Que noticia mas curiosa. Precisamente fui a preguntar si era cierto que por ir a comer se podía hacer uso del jacuzzi y me dijeron que no, que para eso debías tener una habitación. También me comunicaron que estaba en mente hacer unos bonos de comida-jacuzzi, pero que aún no estaba implantado. Venden lo que quieren.