Valiente, que buen apellido para un empresario y Manolo siempre lo ha sido, de apellido y de carácter, valiente. Por eso, porque era un valiente, de apellido y de carácter, cuando volvió de la mili, con poco más de 20 años, decidió que lo suyo era tener negocio propio y mejor en algo que conocía bien, la hostelería, donde ya había trabajado de adolescente.
Así que Manolo habló con los Lucero, una familia mítica de la hostelería gaditana, y se hizo con el Bar Cádiz, uno de los más famosos de Medina.
Manolo, Valiente de apellido y de carácter, habló con su madre y ella, con esa entrega que siempre tienen las madres, le dijo que le cocinaría los mejores guisos del mundo para que triunfara y la gente fuera a Medina con la ilusión de mojar pan en las salsas del Bar Cádiz.
Así si un día alguien traía al Bar Cádiz, unos espárragos pues Eloisa Castro, la madre de Manolo, los ponía en un guisito. Otro día eran unos pajaritos y si había suerte pues llegaban unas perdices y Eloisa con un poquito de vino de Chiclana y cebollita y ajo bien picao hacía un plato que se podían mojar en él hasta los alfajores de Las Trejas.
El Bar Cádiz de Medina, gracias al esfuerzo de Manolo comenzaba a sonar y eso que por entonces el sistema de comunicación más rápido que había eran Los Comes.
A Eloisa Castro le sucedió en la cocina Marina Borrego, su esposa y ella sentó cátedra en muchos guisos de la casa, como su conejo en salsa, que hoy hemos probado con la misma fórmula que ella inventó: conejo de campo, cebolla, pimiento verde, ajito, pimentón y vino fino, nada más y nada menos, en una demostración más de que con cuatro cosas se hace un monumento en Medina.
El Bar Cádiz fue creciendo y Manolo decidió un día montar una fiesta con la que atraer a gente a la población y de paso dar a conocer la gastronomía de la zona. Así se inventó el mejor regalo: medio conejo en salsa, media botella de Tío Pepe, una pieza de pan especial para rebañar y, de postre, un alfajor de Medina.
En los años 70 fueron pasando por el escenario de la fiesta del Conejo de Medina Lola Flores, Antonio Machín o el grupo rociero de Los Amigos de Gines, que inauguraron los festejos, según recuerda Manolo, a principio de los 70.
Ahora , 40 años después, el Bar Cádiz, más de cincuenta años ya de historia, recupera la fiesta. Antonio, otro valiente de apellido y de carácter, como su padre, ha decidido volver a celebrar este evento y también aprovechar para que hoy todos agradezcamos a Manolo todo lo que ha hecho por la hostelería de Medina y por los que nos gusta comer bien..
Manolo, enhorabuena por ser Valiente, de apellido y de carácter, enhorabuena por haber sabido mantener la esencia del Bar Cádiz, en el que lo mismo se va para tomar un café que a celebrar el nacimiento de una nueva nieta. Manolo, enhorabuena por crear uno de esos museos vivos que hay en las ciudades, los bares, donde se conservan los sabores, esos que son también patrimonio de la humanidad.
Este texto fue leido en la edición de la fiesta del conejo del año 2010 en un homenaje que se realizó al hostelero Manolo Valiente, creador del Bar Cádiz de Medina.
si señor un gran restaurante,saludos a todos y a mi primo Paco.