Lugar: Mosto El Correero (Carretera Sanlúcar-Trebujena, a unos 300 metros antes de llegar al desvío para entrar en Trebujena -consultar aquí el mapa-. Teléfono: 652936457) en Trebujena.
Día del hallazgo: Domingo 4 de diciembre de 2011
Tapatólogo descubridor: Manuel D. Montero, tapatólogo de la demarcación de Jerez
Panidaje: Pan de telera de Trebujena
Apartado científico: Berzística, ciencia que estudia las berzas.
Hay platos cuya grandeza no sólo están dentro del recipiente sino fuera y este es un caso claro. El potaje de garbanzos con cardillos del Mosto El Correero de Trebujena, también conocido como el mosto del Kiki, por el apodo de su propietario José Antonio Pérez Benitez, se disfruta también por el entorno en que se come y como se come. El que le guste el pijerío, directamente que no vaya, pero el que quiera disfrutar de cosas auténticas este mosto es de los que hay que visitar sin ninguna excusa. El establecimiento ocupa una nave que servía como estancia para bueyes. José Antonio Pérez y su mujer, Manuela Aguilar le dieron un limpiao a aquello hace 9 años y lo dejaron como los chorros de oro, conservando su precioso techo de madera y los muros de los gordos. Colocaron unas mesas y habilitaron, con su correspondiente alicatao en blanco, una inmaculada cocina donde Manuela tan sólo cocina tres platos: los garbanzos, un ajo caliente y tortillitas de camarones. La carta se complementa con un surtido de chacinas y queso y unas aceitunas aliñás por José Antonio, que son otras de las joyas de la casa. Si el tiempo está bueno es mejor comer en la terraza que hay delante de la nave y rodeados de árboles y pleno campo. El ritual indica que lo primero que hay que pedir al llegar es una jarra de mosto (no me vayais a pedir un Fanta que todo pierde su encanto). El propio Kiki lo realiza (el mosto no el Fanta) de cabo a rabo con uvas de sus campos. La pisa y luego controla la rápida crianza hasta que alcanza su punto. Te llega el mosto con dos vasos grandes, nada de milimalismos y junto a la primera delicatessen de la casa, las aceitunas aliñás, de las pequeñitas en alternancia de moraitas y verdes. Primer espectáculo, que el camarero te cante la carta: las chacinas, el ajo caliente, los garbanzos y unas tortillitas de camarones hechas con los que se cogen cerca de Trebujena…y se acabó, ya no hay más. Bueno si no te gusta la berza o vienen niños, Manuela te avía unos huevos con papas fritas, que corta al momento, en riguroso directo. Aquí no se puede ir con minimalismos, hay que pedir de todo. Las tortillitas de camarones no son finas, son de las gorditas pero perfectamente hechas y que servidas sobre mantel de hule de acuadritos saben de maravilla. El ajo caliente lleva tropezones de pan frito, otra singularidad, pero lo de la berza es ya de gran aplauso. Tú, además, que estás ya contentito porque te has jamao dos vasos largos de mosto, que entra mejor que el Juan Sebastián Elcano por debajo del Puente Carranza, disfrutas de todo. Pero queda el final de fiesta: los garbanzos con cardillos. José Antonio y Manuela no le llaman berza, aunque estamos delante de una singular obra de la berzística. Te la ponen en un cuenquito como de tapa generosa y el cuenquecito rebosa como el Pantano de los Hurones en sus buenos tiempos. Primera delicia mojar pan en la salsa que está en estado cremosito, igual que los garbanzos perfectamente cocinados en un ollón que preside la cocina y de donde Manuela va sacando su pócima maravillosa. Pero lo mejor viena al final porque cuando tu ya te sientes derrotado, en casi en medio de un campo comiendo berza, mosto y aceitunas aliñás, el camarero se cuela con un plato de pringá con unas rodajas de morcilla bien creciditas y su carne (nosotros nos quedamos sin chorizo porque se había acabado). Sacas fuerzas de flaqueza, coges las rebanás de telera y le metes mano con decisión a la sorpresa…no quedó nada. El último toque: el postre. Se puede elegir entre “naraja” del tiempo, sin pelar, que se vende también por sacos o unos pestiñitos que ha hecho Manuela y que se acompañan de café de pucherete. José Antonio puede que te invite a una copita de moscatel como colofón. La última sorpresa ya se vive en la parte más sensible de tu cuerpo: la cartera. Atención: Una jarra de medio litro de mosto, media ración (6 unidades) de tortillitas de camarones, las aceitunas, un cuenquito de ajo caliente, dos cuencos de garbanzos con cardillos y la pringá: 12 euros. No hay más comentarios…¡Viva Trebujena!
Me he quedado con la boca abierta de ver ese guiso tan maravilloso, tendre que volver por esas tierras.
Feliz Navidad