Foto: Cosasdecome

Nombre del descubrimiento: Gambas panaeras (vulgo: al ajillo)

Lugar:  Restaurante El Faro  (más datos aquí) en Cádiz.

Día del hallazgo: Domingo 11 de septiembre de 2016

Tapatólogo  descubridor: Cosas de comé

Apartado científico: Mariscodoncia, la ciencia que estudia lo que es el marisco.

Decía George Sipreles, autor del estudio “Ensayo sobre la medición del éxito de  las salsas a través del gasto de pan por inmersión” que si en una salsa se mojan más de dos piezas de pan “hay que llamar al Santísimo”. Confieso que el otro día, con el mérito además de estar los dos de pie, la que iba conmigo y aquí el menda se gastaron dos pulguitas y medias en la salsa de lo que en la carta del restaurante El Faro de Cádiz se bautiza oficialmente como gambas al ajillo pero que el Colegio de Tapatólogos ha decidido denominarlas, como una nueva especie de gamba denominada la “gamba panaera”, por su capacidad para promover el consumo de miajones…vamos que el gremio de panaderos le debería hacer un homenaje.

Describamos más concretamente el objeto de los estudios. La ración llega en una especie de cazuela metálica, más bien grande, como una especie de minipaellera. Como mandan los cánones llega “hirviendo” que es como establece el capítulo uno de las Reglas de Oro de las Gambas al Ajillo, un tratado escrito por el tapatólogo Juan Pérez (no todos los estudiosos van a tener nombre fino) a mediados del siglo XX, cuando está tapa se vendía más que las fotos de Pikachu.

En la ración vienen bastantes gambas… no me puse a contarlas. Eso es cosa de agonías. Conozco a un tío que cuando llegan las raciones de gambas al ajillo se pone a contarlas y luego las divide entre los comensales…menos mal que no te gusta la piriñaca, le dijo mi prima Carmeluchi un día que fue con él a comer.

Las gambas no sólo eran abundantes en número, sino también en tamaño y llevaban el color blanco ese brillante que las aleja de cualquier sospecha de esas gambas al ajillo modelo “chuchurrumias” que es cuando utilizan las gambas que compran ya peladas y que son conocidas como “gambas chubasqueras” por la cantidad de agua que sueltan en el guiso.

La otra gran característica de las gambas al ajillo de El Faro era la generoisidad en lo que es la salsita, que iba como a “media gamba” de altura. En cuanto a la alineacion de la salsa estaba compuesta, como principal característica, por una aceite de oliva virgen extra “Almanzar”, elaborado en Baeza con aceitunas de tipo picual. Lo produce la misma familia, los Salcedo Martínez, que gestionan el famoso restaurante Juanito de Baeza.

Así que un aceite de los buenos y el licorcito que sueltan las gambas al cocerse hacen que allí entren tantos barquitos, que si aquello fuera Astilleros, no habría habido crisis en ningún momento de su historia. Para completar la escena un poquito de guindilla, pero sin pasarse en lo del picante, unas laminitas de ajo, así como dorado y una mijita de perejil.

La ración se cotiza a 16 euros y las gambas son nativas de Huelva, en concreto de Palos de La Frontera.

Horarios, localización, teléfono y más datos del restaurante El Faro, aquí.

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